La relación entre los hábitos de sueño y el estrés: clave del bienestar

Por Sergio Mendoza Léelo en 3 Minutos

Tener unos hábitos de sueño saludables y hacer alguna actividad física—aunque sea poco exigente— contribuyen a reducir los niveles de estrés. Si no se toman medidas, el estrés se cronifica y el cuerpo comienza a adoptar sus propias medidas de afrontamiento que pueden alterar aspectos como el sueño, las relaciones sociales e incluso la forma de trabajar.

El vínculo entre los hábitos de sueño y el estrés

Según la terapeuta Miriam Salinas, especialista en trastornos provocados por la ansiedad, acostarnos tarde por noche o caer en obsesiones como el perfeccionismo en el trabajo son respuestas neurobiológicas a la protección del estrés acumulado durante el día.

La comprensión de este vínculo es crucial para dejar de culparnos a nosotros mismos por estos malos hábitos y comenzar a comprender por qué nos acostamos tan tarde cuando en realidad estamos cansados.

Un momento de paz y seguridad

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el estrés es un estado de preocupación o tensión mental generado por una situación difícil. Es la forma en que reaccionamos al estrés lo que afecta a nuestro bienestar.

La ansiedad y la hipervigilancia durante el día impiden que el cuerpo y la mente se relajen. Por eso, la tranquilidad nocturna se convierte en un refugio emocional, donde finalmente es posible bajar la guardia.

Este patrón de acostarse tarde no es un simple capricho ni una falta de disciplina, sino una señal de que el sistema nervioso está intentando encontrar un espacio seguro. La desregulación del sistema nervioso autónomo (SNA), provocada por el estrés crónico, puede alterar los ritmos naturales del sueño y empujar a las personas a buscar consuelo en la soledad de la noche.

  • Reservar tiempo durante el día para encontrar tranquilidad y rebajar los niveles de cortisol.

El impacto del estrés en nuestros hábitos

El estrés no solo está detrás de los trastornos del sueño, sino que también influye en otros aspectos, como el uso excesivo de pantallas.

Algunas personas pasan horas usando redes sociales en el móvil o frente al ordenador para evitar enfrentarse a pensamientos intrusivos o emociones incómodas. Esto es una forma de evasión cognitiva, pero no resuelve el malestar de fondo, que es la ansiedad causada por el estrés crónico.

El estrés también puede provocar comportamientos de aislamiento social, ya que el cerebro asocia las relaciones sociales como un entorno inseguro y estresante.

Otro comportamiento relacionado con el estrés es el perfeccionismo, que surge como un intento de controlar el caos emocional interior.

Todas estas conductas son adaptaciones que el cerebro y el cuerpo desarrollan para sobrevivir al estrés sostenido en el tiempo.

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