El ministro de Educación, Nicolás Cataldo, reflexionó sobre la violencia que se ha evidenciado en establecimientos educacionales a nivel nacional, a raíz de los casos ocurridos en San Pedro de la Paz, región del Bío Bío, y Melipilla, región Metropolitana. En conversación con TVN, la autoridad de Gobierno además de condenar todo hecho de violencia al interior de colegios, señaló que “estamos hoy día en una derrota cultural como sociedad”.
“El retroceso de las organizaciones vivas, de las Iglesias, los partidos políticos, de los centros culturales, deportivos, de los Scouts en los territorios, le ha dado paso a organizaciones violentas que instalan una dinámica de relacionamiento distinto, y eso ya se está instalando como sentido común”, expresó el ministro. Cataldo fue enfático al señalar que el abordaje de estas problemáticas debe ser integral y “mucho más profundo que solo las acciones que podamos cometer desde Educación”.
Posible Implementación de Pórticos en Establecimientos Educativos
Respecto a los pórticos, el ministro mencionó la necesidad de una discusión profunda y responsable, considerando la evidencia internacional de países con medidas similares. Se destacó la importancia de evaluar los efectos y elementos detrás de los hechos de violencia, que no siempre implican armas de fuego o cortopunzantes.
El ministro planteó que la presencia de pórticos no es concluyente para detener la violencia, remarcando que la inversión en medidas más adecuadas como elevar cercos perimetrales y mejorar la seguridad sería más efectiva. En relación al reciente incidente en el Colegio Nuevos Horizontes en San Pedro de la Paz, el ministro enfatizó que un pórtico no habría impedido el atentado a los estudiantes heridos y abogó por un debate responsable en torno a la tecnología en la seguridad escolar.
Balance y Responsabilidad en la Implementación de Medidas
A pesar de su disposición a debatir la inclusión de pórticos, el ministro Cataldo subrayó la importancia de ser responsables en la asignación de recursos públicos, evitando dilapidarlos en medidas que podrían no ser efectivas para abordar el problema de fondo en la violencia escolar.