España aprovecha interés chino en coches eléctricos para fomentar industria local

Donde dije digo, digo baterías. Así podría resumirse la posición de España respecto a la entrada de la industria China en Europa y cómo nuestro país ha terminado por sacar provecho de una situación complicadísima.

Un cambio de rumbo clave

Tres meses y medio. Ese fue el tiempo que tardó el Gobierno español en cambiar su postura respecto a los aranceles a los coches eléctricos chinos. A mediados de julio, El País informaba que el Gobierno apoyaba la imposición de tarifas a los coches eléctricos llegados desde el país asiático. Entonces, la Comisión Europea hacía un primer tanteo para conocer el sentir general de los Estados.

Semanas después, el 30 de octubre, los aranceles a los coches eléctricos eran ya oficiales. Oficiales pese a la división generada en Europa. En ese tiempo, los apoyos mayoritarios se convirtieron en evidentes reticencias. Sólo 10 países apoyaron finalmente su implantación, por 12 abstenciones y cinco votos negativos.

España fue uno de esos países que viró fuertemente su posición. El Gobierno de Pedro Sanchez pasó de dar el “sí, quiero” a la abstención. No fue el único. El Gobierno alemán, que ya se había abstenido en el primer tanteo de la Comisión Europea, confirmó su negativa después de días en los que la industria germana del automóvil presionó fuertemente para que también viraran sus posiciones.

Otros países, sin embargo, se mantuvieron firmes. Francia e Italia votaron a favor de los aranceles pese a que el Estado chino ya amenazaba con adelantar algunas de las consecuencias. Por el camino hasta la votación, China impuso nuevos aranceles al brandy, clave en las exportaciones francesas, y amenazó con imponerlas al cerdo, donde España es una potencia.

“Si atendemos a las posibles consecuencias con las que China podría condicionar los votos, está claro que había motivos más que suficientes para que los dos mayores productores de coches en Europa (Alemania y España) viraran sus posiciones antes de la votación final”, afirmó un analista de la industria automotriz.

Analista de la industria automotriz

El interés chino en España

Entre julio y octubre, Pedro Sánchez visitó China y desde allí alabó a su industria y llamó a las negociaciones y a suavizar posturas. Ahora, España puede presumir de tener el visto bueno para construir la mayor fábrica de baterías del país, en una colaboración entre Stellantis y CATL. La inversión moverá 4.100 millones de euros.

Pero esta solo es la punta del iceberg. China ha mostrado un enorme interés por España en los últimos meses. De cara a producir en suelo europeo, somos un país competitivo porque el coste de la energía es bajo y los salarios son inferiores a los de Alemania, Francia o Italia. Además, contamos con experiencia de décadas en el sector y una gran red de puertos, lo que es otra ventaja frente a países de Europa del Este.

“La reconversión de la industria hacia una producción de vehículos altamente electrificados también es urgente si queremos seguir siendo competitivos en un mercado que avanza por este camino”, afirmó un experto en economía.

Experto en economía

No es casualidad que Chery haya elegido la planta de Nissan en Barcelona para producir sus próximos vehículos. Otras inversiones están en marcha, como la de Envision en Extremadura para producir baterías de coches eléctricos y el interés de marcas chinas en los puertos españoles para distribuir vehículos por Europa. Aunque no todos los proyectos han avanzado según lo planeado, el interés de la industria automotriz china en España es innegable.

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