El Vaticano organiza un cónclave para elegir al sucesor del Papa Francisco bajo estrictas medidas de seguridad y tradición.
La elección del nuevo Papa: Un ritual centrado en la historia y el misterio
Con la reciente muerte del Papa Francisco, la Iglesia Católica se prepara para uno de sus rituales más antiguos y secretos: el cónclave. Este evento, que tiene más de 900 años de historia, convoca a los 138 cardenales elegibles a participar en la elección del próximo líder religioso, encerrándose en la Capilla Sixtina en los primeros días de mayo.
Medidas de seguridad y aislamiento en el proceso electoral
Raimundo Meneghello, historiador, destaca la importancia de la privacidad en este evento. Anteriormente, se implementaron barridos electrónicos para detectar micrófonos y cámaras, y se usaron bloqueadores de wifi para asegurar un aislamiento completo.
Los cardenales también deben dejar sus teléfonos celulares antes de entrar, garantizando que su deliberación esté libre de influencias externas y se mantenga el carácter sagrado y confidencial del cónclave.
Tradición y simbolismo en el cónclave
El procedimiento del cónclave está lleno de simbolismo que se remonta a la Edad Media. Un ejemplo de ello son los votos escritos a mano y ensartados con hilo para su conteo, reflejando la solemnidad del proceso.
El procedimiento del día del cónclave
Pablo Arteaga, sacerdote y teólogo, explica que la jornada inicia con una misa en la basílica de San Pedro, seguida por la entrada a la Capilla Sixtina donde se pronuncia «extra omines», marcando el inicio oficial de las votaciones en aislamiento.
- Los cardenales realizarán hasta cuatro votaciones diarias: dos por la mañana y dos por la tarde.
- El humo blanco indicará al mundo la elección de un nuevo Papa. Este es el único medio de comunicación con el exterior durante el cónclave.
Cada cardenal tiene la responsabilidad de votar en secreto, necesitando dos tercios de los votos, equivalente a 92 votos, para confirmar al nuevo Papa. Sin embargo, alcanzar ese consenso puede ser desafiante dado las diferentes corrientes dentro de la Iglesia.
El cónclave no solo es un momento de decisión crítica para la Iglesia Católica, sino también una ventana a tradiciones centenarias que se han mantenido inalteradas a pesar del paso del tiempo y los avances tecnológicos.