La erupción del volcán Calbuco, que ocurrió hace 10 años en la región de Los Lagos, sigue dejando enseñanzas importantes para la planificación y prevención de desastres en Chile. Durante la erupción, miles de personas fueron evacuadas y se declaró Alerta Roja en la región. Ahora, las autoridades y expertos en desastres hacen énfasis en la importancia de fortalecer la planificación comunal en zonas de riesgo y de informar a la ciudadanía sobre los peligros de vivir cerca de un volcán activo.
El volcán Calbuco es considerado el segundo más peligroso de Chile, según el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin). Tras la erupción, el número de puntos de monitoreo aumentó de 3 a 12, lo que demuestra la importancia de mantener un seguimiento constante de la actividad volcánica. El director regional subrogante de Sernageomin, David Quiroz, destaca la necesidad de informar a la población sobre los riesgos asociados a vivir en zonas volcánicas, como la caída de cenizas o la posibilidad de un lahar.
Una de las preocupaciones actuales es el aumento de parcelaciones en áreas rurales cercanas a volcanes. Los alcaldes de las comunas cercanas al volcán Calbuco subrayan la importancia de fortalecer la planificación comunal rural y limitar las construcciones en zonas de riesgo. El alcalde de Puerto Varas, Tomás Gárate, señala la necesidad de una legislación que regule las edificaciones en lugares peligrosos, mientras que su par de Puerto Montt, Rodrigo Wainraihgt, destaca la importancia de finalizar el plan intercomunal que establecerá zonas de resguardo y delimitará las construcciones en áreas de riesgo.
Las autoridades y los rescatistas enfatizan que es crucial recordar que Chile es un país sísmico y volcánico, por lo que es necesario estar preparados y conocer los riesgos de los lugares donde vivimos. Las comunidades deben ser informadas sobre las medidas de prevención y las vías de escape en caso de una emergencia. Asimismo, es responsabilidad de las autoridades proporcionar esta información y financiar el monitoreo volcánico para anticiparse a posibles desastres naturales.
Aunque han pasado 10 años desde la erupción del volcán Calbuco, este evento sigue siendo un recordatorio de la importancia de la planificación y la prevención en situaciones de riesgo. Las lecciones aprendidas de esta experiencia deben ser aplicadas en futuros eventos para garantizar la seguridad de la población y minimizar los impactos de los desastres naturales.